Deber y caridad: retratos de mujeres de la Sierra Maestra
Fuimos tocando las puertas de las casas de más de veinte mujeres. Con todas nos sentábamos, café mediante, a conversar. Yo les hacía preguntas y ellas me respondían lo que querían. Luego les pedía que me preguntaran a mí. No es justo que alguien te cuente la vida y no decirle tú quién eres y qué sueñas.