Fue un bombazo a 8.692 kilómetros de distancia. Aun así la onda expansiva de las recientes declaraciones de Francisco sobre los derechos de los homosexuales a formar una familia bajo una cobertura legal para sus relaciones de pareja, también llegó a Cuba con la fuerza de un tsunami.
Entre otras consecuencias inmediatas, polarizó más la disputa en torno al aplazado matrimonio igualitario, para muchos no el más estratégico, pero sí el más apasionante y participativo escenario de guerra entre tradición y modernidad en la Isla.
Inmediatamente, las opiniones se dispararon hacia las antípodas. “Este es un papa excepcional”; “Es el Anticristo”, aparecieron entre cientos en las redes sociales.
No es para menos el fuego cruzado. Por primera vez desde su pontificado, que arrancó en 2013, Francisco se posiciona sin ambages en favor de una “ley de unión civil” para los homosexuales.
Antes lo había deslizado en Buenos Aires, cuando era arzobispo de la urbe. Pero entonces, importa saberlo, se comportó como un cruzado contra el matrimonio entre homosexuales, que fue legalizado en Argentina en 2010.
Ahora dice “son hijos de Dios y tienen derecho a una familia”, en el documental Francesco, del director Evgéni Afineevski, recién estrenado en el festival de cine de Roma.
Sin embargo, justo en 2013, en el libro Sobre el cielo y la tierra, afirmó que equiparar legalmente las relaciones entre personas del mismo sexo con los matrimonios heterosexuales sería “una regresión antropológica”.
En un artículo recién publicado en The New York Times, el periodista y autor del libro El fin del armario, Bruno Bimbi, aseguró que Francisco apoyó la “unión civil” en Argentina, pero olvida que lo hizo para impedir el avance legal del matrimonio igualitario.
TARJETA ROJA PARA EL MATRIMONIO IGUALITARIO
El pasado año, el purpurado de la Isla interpuso un rompeolas al reconocimiento constitucional de las uniones entre personas del mismo sexo.
En un mensaje a la nación, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba reprochó al Gobierno no haber tomado en cuenta la supuesta “opinión mayoritaria de la población” de rechazo al matrimonio igualitario.
Aunque aplaudió que el nuevo texto de la Constitución eliminara el polémico artículo 68, en el cual se definía el matrimonio “como la unión entre dos personas”, puso en cuestión los artículos 81 y 82 de la carta magna, que, según los obispos, “abre el camino para que en el futuro se reconozca como matrimonio la unión de personas del mismo sexo con todas sus prerrogativas”.
Golpeada en muchas partes del mundo por escándalos y abusos sexuales en su mayoría de pederastas, la iglesia romana sigue mostrando ojeriza doctrinal hacia los homosexuales, un ejercicio discriminatorio que ha trasvasado fieles hacia sectores cristianos abiertos a la asimilación de las llamadas sexualidades disidentes.
IGLESIAS ARCOÍRIS
En Cuba, por ejemplo, han emergido en los últimos años comunidades gay confesionales, al margen o en conexión con su presencia activa en plataformas digitales propias.
Traída directamente desde Brasil, hace un año se fundó la iglesia Nuevo Templo Inclusivo en Cuba LGBT, con filiales en cuatro provincias.
En 2015 se fundó la Iglesia Metropolitana de la Comunidad (ICM, por sus siglas en inglés), encabezada por Elaine Saralegui, actual pastora de las comunidades radicadas en La Habana, Matanzas y Santa Clara.
Esta iglesia, de carácter afirmativo, se ofician bodas —simbólicas a los efectos legales— y se ofrecen charlas, debates y asesoría sobre asuntos relativos al cosmos sexodiverso en los que caben, para la discusión, los propios heterosexuales que acudan al templo.
En una reciente entrevista concedida al canal Russia Today, Saralegui defendió “los derechos al acceso a la divinidad” de las personas no heterosexuales y explicó las relecturas que hace la ICM sobre los textos bíblicos, en los que —argumentó— hay espacios para la comunidad LGBTIQ+, lejos del binarismo patriarcal empuñado por las iglesias tradicionales.
Las opiniones de la pastora le valieron un aluvión de críticas, descalificaciones y la acritud del sector integrista de los evangélicos.
En una declaración oficial, la iglesia Metodista de Cuba dijo que la “entrevistada intentó justificar su posición a favor del activismo LGTBIQ+ al citar incorrectamente pasajes de la Biblia” y que “tanto la entrevistada como la iglesia que representa, no constituyen un fiel reflejo de la moral y la teología cristiana de las iglesias evangélicas de Cuba”.
Incluso, las declaraciones de Francisco ofreciendo la unión civil entre homosexuales irritaron a los líderes metodistas.
“Tristemente, el papa Francisco se expresa como cualquier persona que no conoce la Biblia”, comentó a Matria el pastor Henry Nurse, de la iglesia metodista de Marianao, en el oeste habanero.
Más allá de la propuesta papal, a la que dice no combatir, pero que rechaza, Nurse es claro en los anclajes doctrinales de su congregación: “La Biblia enseña que varón y hembra los creó Dios y en el Génesis: instituye el matrimonio entre un hombre y una mujer”. Lo demás “son perversiones”.
ROMA-LA HABANA ¿RUIDO EN LA LÍNEA?
De momento, la señal enviada por el papa Francisco hacia las naciones que no disponen de un paraguas legal para las parejas homosexuales —en casi setenta países, además, son punibles tales relaciones— saca de la zona de confort a la iglesia católica cubana. O, al menos, la remece.
Las diligencias de varios días por conseguir reacciones del obispado o de las plataformas digitales de la iglesia no surtieron efecto.
En su edición digital de este viernes, la revista católica Palabra Nueva refería en su sección de noticias, entre otras, un panegírico del fallecido crítico de cine Enrique Colina, el premio SIGNIS a la película cubana Inocencia, la catolicidad del escritor José Lezama Lima o el deslumbrante performance de Randy Arozarena en Grandes Ligas, además de reproducir el mensaje del cardenal Juan de la Caridad García, arzobispo de La Habana, en ocasión de la reapertura de los templos luego de semanas de confinamiento.
¿Han dejado pasar la bola? Para algunos entendidos, la callada por respuesta no obedece a quien otorga, sino a quien disiente.
“La iglesia cubana no va a evolucionar en la misma línea del papa, pero va a crear sus mecanismos de blindaje para mantenerse más allá del papa con su posición conservadora”, evaluó el doctor Aurelio Alonso en diálogo con Matria.
Sociólogo y polígrafo, Alonso, de 81 años, además de depurado vaticanista, es una de las voces ex cátedra más atendidas y consultadas en materia de religión católica en la Isla.
“Creo que habrá divisiones de criterio y de interpretación, y por eso también la voz de la institución va a tratar de no chocar con la voz del papa. Hasta ahora lo ha logrado, pero también la iglesia tiene que tener en cuenta lo que piensa la feligresía y lo que piensa la juventud católica”, reflexionó el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2013.
Sin embargo, las iglesias católicas, protestantes y evangélicas no están solas en su desacuerdo con la legitimación de diseños familiares no heterosexuales.
“Existe una tradición de homofobia que no necesariamente es de origen doctrinal cristiano, sino de origen doctrinal machista más bien. Siempre digo que no solo es homofobia, sino que hay una gran mayoría que no es homofóbica, sino que es homorresistente y no asume la legitimidad de las diversas opciones sexuales”, subrayó el doctor Alonso, uno de los vicepresidentes de Casa de las Américas y subdirector de su icónica revista.
Concebir la iglesia católica y por extensión el resto de las facciones cristianas como un bloque sellado a las divergencias sería superficial.
“Puede ser que entre los estamentos de la iglesia haya quien esté de acuerdo y haya quien esté en desacuerdo con las declaraciones del papa. No creo posible que la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba saque una declaración oponiéndose a lo que dijo Francisco”, conjeturó, por su parte, la investigadora Sonia Jiménez, igualmente contactada por Matria.
La experta en religiones actuantes en la isla se cuenta entre los que entienden que la posición del papa expuesta en el documental Francesco resulta “muy positiva para el Estado cubano y su agenda inclusiva”.
También percibe que es “un antídoto para las manifestaciones que ha habido y que habrá contra la legislación cubana que amparará a las personas homosexuales”, refiriéndose al Código de las Familias, cuya primera lectura se realizará en abril de 2021 en la Asamblea Nacional, para luego someterse a consulta popular.
Miembro del grupo de Estudios Sociorreligiosos del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), Sonia Jiménez, empero, hace una salvedad. “Francisco no está transgrediendo los principios de la doctrina católica, que considera el matrimonio un sacramento y la unión entre un hombre y una mujer para formar una familia”.
UN BYPASS PARA CIUDADANOS “DE SEGUNDA”
Algunos han descifrado las declaraciones de Francisco como una alternativa al casamiento tradicional, al hacer surgir de una ley de unión civil otra institución diferente al matrimonio, lo que de hecho perpetuaría la discriminación hacia los homosexuales en una suerte de apartheid jurídico.
“El papa no habló de matrimonio igualitario, sino de unión civil. No es lo mismo. Si en una notaría una pareja heterosexual establece su matrimomio y una pareja homosexual establece una unión civil, la discriminación se mantiene. ¡No somos ciudadanxs de segunda categoría!”, se quejó en redes Isbel Díaz, activista gay y ambientalista cubano residente en Lawton.
Existe un poderoso frente común no concertado de las iglesias, las comunidades religiosas y el machismo tradicional que obligó a retirar el artículo 68 que consagraba el matrimonio igualitario.
“La discusión constitucional demostró que las esferas de dirección política tenían una percepción demasiado optimista de la madurez de las condiciones sociales para este cambio. Por eso rectificaron”, acotó el sociólogo Aurelio Alonso.
En un reciente artículo titulado “¿Nos unimos o nos casamos? Iguales en derechos y opciones”, publicado en la revista cubana Q de Cuir, su autor, Adiel García, se suma a los temores que cruzan a la comunidad gay.
“Con la actualización del Código de Familia, todas las parejas deberán tener iguales opciones de protección legal. Nada justificaría que a las familias sexo género diversas se les reconocieran sus derechos mediante las uniones civiles, pero se les negara la posibilidad de acceso al matrimonio”, escribió García.
¿LA LÍNEA OFICIAL?
La línea oficial parece desactivar tales resquemores. Al menos, retrospectivamente.
En enero pasado, el periódico Granma reprodujo declaraciones de la doctora Ana María Álvarez-Tabío Albo, profesora titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.
La docente admitió entonces que actualmente no existe un reconocimiento a la diversidad de formas familiares en Cuba y precisó que se protege y potencia, principalmente, la familia matrimonial, nuclear y heterosexual.
El nuevo código que reemplazará al vigente, que data de 1975, deberá “perfeccionar y ampliar múltiples figuras jurídicas a partir de situaciones reales que se presentan, al tomar como base relaciones democráticas y de estricta igualdad, fundamentadas tanto en el ámbito afectivo como en el biológico”, estableció taxativa la doctora Álvarez-Tabío para despejar dudas de un doble estándar.
Por su parte, el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) no hizo alusión a las suspicacias que tienen otros en torno a las declaraciones de Francisco: se limitó a citar en su cuenta de Twitter las palabras papales.
La institución consideró que tales afirmaciones dan cuenta del respaldo del santo padre “a las uniones civiles del mismo sexo y marca un cambio para la iglesia”.
La directora del Cenesex, la doctora Mariela Castro Espín, se congratuló del espaldarazo franciscano a la codificación de las uniones civiles de homosexuales, al copiar en su cuenta de Twitter la noticia que divulgó el sitio EntreDiversidades Cuba.
Entre tanto, las ediciones digitales de los tres periódicos nacionales ignoraron el suceso.