La trova, como todo el arte, es expresión libre de su tiempo. Este diálogo poético y contestatario ha relatado las sociedades hispanoamericanas, se ha enamorado una y otra vez, o le ha cantado al «hombre nuevo». La trova se ha multiplicado con la poesía, y también ha sido prosa; es un lenguaje en sí mismo.
La evocación de la mujer ha sido uno de los recursos simbólicos en los textos de este cauce musical. Desde la trova tradicional hasta las más recientes creaciones, la mujer en la trova ha sido amante, madre, vida o patria; y más.
El periodista, poeta y narrador cubano Antonio López Sánchez ha revisado la imagen de la mujer en los textos de la Nueva trova cubana en el libro Convertida en canción. El ensayo, publicado recientemente por la Editorial Capiro de Santa Clara, analiza cómo han cambiado las mujeres reflejadas en esos retratos cantados.
La Nueva trova cubana ha estado en diálogo permanente con la sociedad. Desde sus obras ha aportado reflexiones y opiniones sobre importantes debates colectivos. Si bien el amor ha sido el caballo de batalla entre las temáticas de las obras trovadorescas, otros asuntos también han sido objeto de la visión artística de esta vertiente creativa. El análisis sobre fenómenos como la inserción social femenina, la sexualidad individual y de la pareja. La prostitución, las rupturas sentimentales, la infidelidad o la homosexualidad en los textos de la Nueva trova; son algunas de las temáticas del ensayo.
En el libro de entrevistas Trovadoras, publicado por la Editorial Oriente en el año 2009, Antonio López ya avanzaba este tema. Para ese volumen pudo entrevistar a la investigadora Isabel Moya, quien fuera Directora de la Editorial de la Mujer y reconocida especialista en estudios de género en Cuba.
Moya explicaba entonces el origen de la discriminación en los textos musicales en general. Un proceso al que llamó inconsciente, «pues viene marcado por la manera en que hemos sido educados hombres y mujeres. Por eso ocurre que muchas veces las mujeres son discriminadas en letras de canciones escritas por hombres y hasta en letras de canciones escritas por mujeres».
La especialista enfatizó en la cultura, las tradiciones y la educación como responsables de las actitudes de la sociedad y del arte como parte de ella.
La evolución hacia temas sociales es indiscutible. Pero la temática amorosa también es un muestrario valioso sobre la interpretación de la figura de la mujer en la trova.
La canción varió –comenta López– desde el despecho a esa que rechazaba a su juglaresco galán como en «Aurora», de Manuel Corona o en «Lágrimas Negras», de Miguel Matamoros, hasta un Noel Nicola que perdona a una mujer por no amarlo, en el tema «Es más, te perdono». O un Pablo Milanés que es capaz de preferir a su amada compartida con otra pareja antes que vaciar su vida, tal y como dice en «El breve espacio en que no está». Aunque esa mujer no sea perfecta, se le perdona todo, pues se acerca a lo simplemente soñado.
En la entrevista citada anteriormente, Isabel Moya se refería a ese verso de Pablo Milanés: «…es algo muy novedoso y revolucionario en una cultura tan machista como la nuestra. No se trata solo de hablar de una mujer nueva, es también otro modo, nuevo, diferente, de asumir la masculinidad. La relación de los seres humanos que se cantan en esos temas ya no está condicionada por la visión patriarcal».
Moya analiza las canciones de amor de autoría masculina en la Vieja y la Nueva trova donde suele encontrarse el regodeo en las características físicas de la amada, en letras escritas e interpretadas generalmente por hombres. El discurso de las autoras se interesa más en el sentimiento.
No conozco ninguna canción hecha por mujeres donde haya un regodeo descriptivo de músculos o labios o de otra característica física de un hombre o de una mujer si fuera el caso. Igual creo que son muy escasas, por no decir que no las hay, alguna canción hecha por mujeres cuyo título sea el nombre de un hombre; y ese ha sido y sigue siendo un lugar común entre las obras de los trovadores.
Lo que se dice y cómo se dice
El sexismo en el lenguaje, la feminización de los contenidos, así como la simbología estereotipada en los textos musicales, ya no son noticia. La tendencia es entender el sexismo como algo asociado al género musical, o a grupos de edades. Salsa, reguetón, pop, entre otros géneros urbanos han acomodado sus textos al contenido y al lenguaje machista. Pero el sexismo en el lenguaje no es exclusivo de estos géneros musicales.
Antonio López analiza el sexismo en la canción trovadoresca en el contenido del ensayo «Convertida en canción» y nos asegura que desde sus orígenes la trova «ha tratado de ubicar la imagen de la mujer desde la libertad para sí misma y para toda la sociedad». Y reconoce que existen autores que lo han hecho con espontaneidad, superando sus propias limitaciones y su contexto. «Puede que haya trovadores machistas y que sus canciones no lo sean. Puede que se intente elogiar a la mujer y se termine repitiendo algún cliché relacionado con el físico femenino u otra «belleza» o «fragilidad» canónica patriarcal. Es un tema muy complejo y va más allá de la a y la o, y de la repetición de sustantivos en femenino y masculino».
La controversia que provoca el debate sobre el sexismo en el lenguaje también fue analizada por la especialista Isabel Moya en el libro Trovadoras. Aseguraba ya en el año 2009 que se trata de un tema polémico y complejo. «Yo creo que el lenguaje es importante, el lenguaje es una forma de expresión de pensamiento. Pero pienso que lo fundamental no está en cambiar el lenguaje si las concepciones, la ideología, y los criterios de valor siguen siendo los mismos».
La mujer como musa, amada inalcanzable, hermosa y erótica es una fórmula constante y la trova también la ha utilizado. Sin embargo, el relato trovadoresco retrata a otras mujeres. ¿A qué mujer le cantan los trovadores?
«Esa mujer varía según los contextos históricos», explica López. «Ellas han sido despecho, abandono, compañía, inspiración, estrella inalcanzable, hechizo sublime. Se les ha cantado a mujeres adelantadas, temerosas, equivocadas, indiferentes, vanguardistas, amadas, amantes, independientes, compañeras».
La segunda mitad del siglo XIX vio surgir el movimiento trovadoresco que llamamos Trova tradicional: Sindo Garay, Rosendo Ruiz, Manuel Corona, son algunos de los nombres propios de esta corriente. Entonces la mujer era otra y así la cantaban: «la mujer tenía un gran número de limitaciones y prejuicios en su contra. Actos elementales como trabajar en la calle, el derecho al voto o al aborto, o decisiones de la esfera privada como tener relaciones sexuales fuera del matrimonio o ser madre soltera, eran un gran tabú y esos derechos se fueron ganando en las primeras décadas del siglo XX».
Antonio López insiste en las figuras pioneras en la Trova tradicional como María Teresa Vera y las escritoras Enma Núñez y Guillermina Aramburu como una corriente comprometida con su tiempo. Las canciones también reflejan los procesos sociales de esta generación. Sobre lo que ha ocurrido después desde los comienzos del siglo XX , hasta llegar a la llamada Nueva trova, asegura: «La trova no sólo ha relatado esta participación. La trova ha sido una voz importante en el debate colectivo de múltiples temas que involucran a las mujeres».
Las transformaciones en la mujer cubana como grupo y como individualidad después de enero de 1959 representaron una revolución en sí misma. El movimiento de la Nueva trova generado en la década del sesenta del siglo XX, relata este momento, y también los posteriores. «La mujer en la sociedad cubana sí ha tenido avances, en lo establecido legalmente. Aunque la mente no cambia por decreto, el decreto ayuda. Aunque falte mucho todavía por recorrer, sí ha variado la imagen de la mujer en la canción trovera», afirma López.
La mujer nueva en la canción
Las expresiones «hombre nuevo» y «nueva trova cubana», juntos en la misma frase, como lo estuvieron a partir del triunfo de la Revolución. Un nuevo referente colectivo, el «hombre» que todos querían ser. En este ideario la participación de la mujer fue fundamental, pero los atributos eran masculinos. Lo heroico, la fuerza, la batalla, el fusil.
Lorena Alejandra Valdebenito analiza lo feminino y lo masculino en la Nueva trova cubana en un artículo publicado por la revista El oído pensante.
Como parte de sus conclusiones explica que:
«…la categoría Hombre nuevo que aparece en el marco de la Revolución cubana, como ese Hombre viejo, hace eco de un discurso acrítico y ahistórico; haciendo calzar perfectamente sus postulados masculinos y masculinizantes en el espacio social cubano, extendiendo dichos postulados al contexto femenino».
El ensayista Antonio López explica que«inicialmente las canciones hablaban de una mujer más activa, desprejuiciada y libre. Luego se cantó a una mujer que ya había evolucionado en múltiples esferas de la sociedad, y a otras que aún no alcanzaban sus logros vitales». En este contexto la «mujer nueva» formaba parte de la ilusión colectiva, y la nueva trova cantó sobre ella y para ella desde «postulados masculinos», pero abiertos a la igualdad entre hombres y mujeres.
Esa categoría de mujer nueva (…) que utilizo varias veces en mi estudio, no va sujeta a una definición académica sustentada sólo en lo político o lo ideológico. Aunque esos sustentos están presentes y activos, también es un concepto cuya figura busca horizontes más allá de esos estratos.
En este análisis Antonio López explica que la mujer nueva que desean y reflejan las canciones trovadorescas es un sujeto participante, en lo político y lo ideológico, pero también en la conquista de sus derechos. Es un sujeto con responsabilidad y aspiraciones.
«Restringir esa mujer nueva tan solo por su proyección y filiación ideológica o política, resultante de normas masculinas y heteronormativas, es un límite que nunca respetaron las canciones de la Nueva trova, y por suerte, tampoco ese montón de mujeres que nos han estremecido y lo siguen haciendo.»
La canción trovadoresca se inspiró constantemente en esa «mujer nueva», «incluso en las canciones de amor», afirma Isabel Moya en Trovadoras. «Hay quien cree que eso solo ocurre en canciones como la de Sara, «¿Qué dice usted?», que es una canción abiertamente dirigida a hablar de esas transformaciones que se dan en la mujer durante estos años».
¿Qué dice usted, que una mujer luce bien, en el portal o en el sillón, tejiendo su aburrimiento?. Si la historia nos grita otra verdad.
Sara González
«Para una imaginaria María del Carmen», de Noel Nicola, fue otro tema pionero. «En esas canciones creo que por primera vez en la música cubana hay una intención de destacar que hay una mujer nueva».
María del Carmen puede conversar sobre la economía y sus ojos son anchos.
María del Carmen me mira el anillo en la mano derecha y sonríe despacio.
María del Carmen no piensa en los trapos, ni en lazos, ni en cintas, ni en viejas muñecas.
María del Carmen olvida a los novios, la Patria es quien toca de noche en su puerta.
Noel Nicola
Una de las simbologías recurrentes en el lenguaje de la trova es la interpretación de la patria como mujer.«Es un recurso poético habitual. Utilizado en la Trova tradicional y en la Nueva trova. Se trata de elevar a categoría de símbolo a esas mujeres intangibles como lo son la patria, la libertad o la propia canción». En este juego de conceptos, la mujer amada –explica López– puede convertirse en vida, o música, o tierra. «Obviamente, tal nivel de sublimación no encaja con una mujer reducida, limitada, prisionera de prejuicios y tabúes».
La evolución del género va más allá de las letras, se representa sobre todo en la participación de un mayor número de mujeres cantautoras. Durante mucho tiempo la trova fue básicamente un ámbito masculino. Pero, ¿es diferente el lenguaje de las mujeres que hacen trova? ¿Cómo se cantan a sí mismas? ¿Cómo les cantan a los hombres las mujeres trovadoras?
Liuba María Hevia, comentó a López que a la hora de escuchar una canción escrita por una mujer, es recomendable oír el gesto detrás de los versos y la música. Y las mujeres, además de a los hombres, cantan sus amores con mayor libertad y amplitud».
«Canto para ti», de Yamira Díaz, es una de las recomendaciones para entender esta visión de la mujer cantautora en los textos de la Nueva trova, y López nos adelanta: «La autora se mete en la piel de un trovador tradicional y desde esa voz ofrece una serenata a los pies de la ventana de su amiga. Una joya, en verdad».
«Falta mucho por hacer», asegura el ensayista. Mucho por hacer para que las mujeres conquisten nuevos espacios en la sociedad, dentro y fuera de Cuba. «…ya las canciones trovadorescas, también con sus yerros y límites, claro está, han puesto un granito de arena. Todo el público de esas canciones carga consigo una imagen nueva, una visión más amplia del modo en que vemos a las mujeres en el ámbito social. Sin contar que, dada la belleza de esas canciones, hay una carga de satisfacción espiritual y de disfrute junto con el ejercicio del pensamiento».
¿Las canciones de la nueva trova han sido «inconscientemente» feministas?
Vicente Feliú: No es posible generalizar si las canciones de la Nueva trova han sido «inconscientemente» feministas, porque son muchos cantores y cantoras y la mayoría vive, por lo que sus puntos de vista han variado en el tiempo. Lo que sí podría atreverme a afirmar, es que desde el siglo XIX los trovadores han sido mayoritariamente caballerosos y alabadores de la mujer. El feminismo se ha posesionado o comprendido más a partir de 1959, y en mi generación algunos lo han asumido de manera consciente. Debo decirte que en mi caso, en determinado momento comprendí que tenía que asumir mi machismo para empezar a desprenderme de él como única manera de mejorar como ser humano».
Heidi Igualada: ¿Inconscientemente feministas?… No me había detenido a pensar en eso. Bueno, si alguna canción tiene un marcado discurso feminista ha sido porque su autor o autora se lo ha propuesto y no creo que los preceptos feministas sean inconscientes, aunque si estaban bien arraigados pudieron salir de manera espontánea en alguna que otra canción.
Pero la trova tiene muchas aristas y muchas temáticas. Lo otro es que no se debe confundir feminismo con los plenos derechos y libertades de que hoy goza la mujer. Una mujer trovadora se expresará según vive su propio credo, y enarbolará criterios y manifestará actitudes que impulsarán a los movimientos feministas.
En cuanto a los hombres trovadores, son muy éticos en su mayoría y siempre van a defender con delicadeza los derechos y libertades de la mujer. Es una cuestión de esencias más que de ser feministas o no.
Ariel Díaz: Es muy difícil generalizar. Por otra parte la pregunta es ¿qué es una canción feminista? Como compositor pienso que no existe una creación artística «inconsciente». Por el contrario, cada palabra lleva un mensaje. Tal vez haya canciones con cierta proyección hacia la emancipación femenina como, por ejemplo «María del Carmen» de Noel Nicola. Pero tal vez lo que sucede es que confundimos canciones que recrean características o idolatrías hacia la mujer con canciones realmente feministas. Incluso la canción trovadoresca hecha por trovadoras, salvo excepciones, no es ejemplo de feminismo sólo por abordar la feminidad, que es un concepto muy diferente. Por tanto opino que no existe, ideológicamente hablando, una canción trovadoresca cubana feminista, ni consciente ni inconscientemente.
Charly Salgado: Pues, digo que sí a riesgo de equivocarme. O por lo menos se refleja a la mujer de una manera diferente, más moderna, más parecida a su tiempo. Inconscientemente feministas, no sé, pero sí más desinhibidas. Pienso en que ya no dicen, «Longina seductora, cual flor primaveral», sino, «Hoy la vi, y tenía un rostro ajeno al que yo amaba».
Eso para no hablar de la «novísima» trova, que va mucho más lejos. Solo baste un único ejemplo, «Divino Guión» de Habana Abierta: «Le dije cállate y sube a la cama, esa película ya se en que acaba// Al final de todo creo que no entendió absolutamente nada.»
Rita del Prado: Mi opinión es que las canciones de la Nueva trova son diversas y expresan matices distintos de posturas ante la vida. No las pudiera poner en el mismo sitio a todas. Son canciones que tratan la complejidad de la existencia.