Cincuenta y cuatro perros son testigos, en la finca espirituana «El hogar de Babalú», del amor de Yoanne y Claudia, quienes son novias hace cuatro años y medio.
Yoanne, desde niña, supo que le gustaban los animales y las mujeres, en ese orden. Se graduó en Ingeniería Civil, pero su corazón le pidió estudiar también Veterinaria y ella lo complació. Estuvo casada con un hombre que cuenta entre las mejores cosas de su vida y tuvo otras parejas mujeres antes de Claudia, a quien conoció en un Café bohemio al que ambas asistían.
En aquel momento, ella tenía una relación y Claudia, 17 años… «Eso no se mira ni se toca», se dijo… así que fueron amigas hasta que llegó la soltería de una y la mayoría de edad de la otra y pudieron dar rienda suelta a sus deseos.
«A Claudia siempre le gustaron los animales, pero ahora los adora. Cuando nos hicimos novias estudiaba en la Academia de Artes de Cienfuegos, de la cual se graduó. Después, por inspiración propia, también comenzó a estudiar Veterinaria y actualmente cursa la carrera. Gracias a todo lo que hemos hecho juntas por los animales es la mejor alumna de su clase y será una gran profesional… lo sé».
Basta conocer mínimamente a Yoanne para darse cuenta de que no hay descanso mientras exista un animal que salvar e intuyo que ser su pareja implica igual sacrificio. Ella me lo confirma: «Para llevar una vida a mi lado hay que tener ovarios y Claudia los tiene, tanto es así que ya hoy los perros la obedecen más a ella que a mí. La admiro mucho por tanta entereza pese a su juventud y porque soportarme no es tarea fácil… mi alma es silvestre, soy muy exigente con mi trabajo, nada es más importante para mí que los animales y también soy poliamorosa», remata y sonríe.
«De Claudia me encanta su lozanía, inteligencia y la capacidad que tiene para bajarme la presión cuando regreso del mundo horrorizada y llego a casa pensando que no puedo más. Ahí me pone el tabaco y el café y me explica la manera tan sencilla de enfrentar esos problemas. Pero lo que más me fascina, es la manera en que me pinta en sus caricaturas. Después de mi madre, es la que mejor me conoce».
Yoanne y Claudia no tienen tiempo para percibir si a alguien le molesta su relación… no les queda ni un segundo para dedicarlo a los prejuicios ajenos. Trabajar en la clínica; rescatar animales; gestionar adopción para algunos de ellos; conseguir comida para los 54 que tienen en casa, en tiempos que conseguir comida para dos personas ya es difícil; cocinarla; dársela; sacar las cuentas para comprar la del día siguiente; estudiar; escribir sobre Veterinaria para orientar a los dueños de mascotas; compartir con amigos y familiares; irse de acampada para respirar aire puro; realizar alguna ceremonia sencilla para San Lázaro, de quienes son devotas: con velas, tabaco, aguardiente y que no incluya, por supuesto, ningún sacrificio animal; ocupan el día a día de estas dos mujeres, para quienes todo es más fácil porque se tienen… estas dos mujeres que aman a los perros y se aman entre ellas.