Supongamos que para honrar el cumpleaños de una niña usted decide buscarle un regalo.
Hagamos de cuenta que usted no es un ser superior de esos que construyen sus propios regalos (un dibujo, un cuento, un abrigo). Entonces, como un mortal más, se dirige hacia una juguetería (forcemos nuestra imaginación para olvidar que estamos en pandemia).
De cumplir con todos estos hipotéticos requerimientos, usted se hará acreedor de un par de consejos. Sí, ya sé que a nadie le gusta recibir consejos sin pedirlos pero tampoco se me ponga demasiado exigente. La gente que no busca consejo es la que construye artesanalmente sus regalos y yo no veo la mesa de su comedor hecha un caos de pegamento y retazos de tela mientras fabrica un muñeco para la niña del cumpleaños.
Así que aquí va. Primer consejo: si busca un regalo para una niña, nunca vaya a la sección «Niñas» de la juguetería.
Nunca.
Para esto hay una primera razón poderosa y concreta: hay muchos juguetes excelentes que solo se encuentran en la sección masculina de la tienda. Si bien esto va cambiando (se lo digo yo que, cuando viajo, en vez de ir a museos, visito jugueterías —aunque a veces visito museos de juguetes—), el cambio es, por ahora, muy lento.
Le sorprendería saber la cantidad de jugueterías que ubican los juegos de construcción, como los Lego o muñecos de Playmobil, únicamente en la sección de «Niños». En el mejor de los casos, el sector rosa tiene muchísima menos variedad y está obstruida por una peritonitis de hadas y princesas. Por ejemplo, en una de las jugueterías más grandes de mi ciudad no había Playmobil de piratas en las estanterías femeninas, pero sí en las masculinas.
Es más, allí incluso había piratas mujeres, las cuales había que comprar aparte (hice de tripas corazón y pagué un riñón por el barco y el otro por la pirata, pero pagué con gusto pues tengo claro que mi hija de cuatro años necesita referencias culturales fuertes para entender que cualquier mujer puede ser tan carademala, hijaeputa y sanguinaria como un pirata hombre).
Si bien es cierto que en la sección de infantas hay excelentes juguetes que no se encuentran en la sección celeste, lamentablemente mi consejo no siempre funciona a la inversa. Pues aunque los niños suelen disfrutar enormemente jugando a hacer comidas o collares, muchas veces estos juguetes vienen en cajas rosadas.
Hasta cierta edad esto no suele ser problema para los niños, pero sí puede serlo para la mayoría de los padres, quienes seguramente creen que los químicos en la tinta rosa tienen la mágica propiedad de alterar el género de los pequeños. Sí, la estupidez humana es infinita.
La buena noticia es que cada vez es más frecuente encontrar esos juegos en envoltorios menos estereotipados. Pero, por supuesto, usted siempre puede ser el pariente rock que se pase las convenciones por zonas innombrables y le regale lo que sinceramente crea que la niña o el niño del cumpleaños desea. Eso sí, también se debe tener en cuenta que lo realmente importante es agasajar a quien cumple años, así que tampoco hay que aprovecharse y utilizarlo como excusa para nuestras agendas personales.
Segundo consejo. Desde que China produce más objetos de plástico que granos de arroz, los juguetes han bajado de precio enormemente, con consecuencias nefastas en las columnas vertebrales de los padres que deben agacharse diariamente a levantar docenas de cachivaches del piso del cuarto de sus hijos y alrededores.
Los niños de hoy suelen tener demasiados juguetes (por favor, leer esta frase con la voz del abuelo Simpson, seguido de «en mi época, teníamos un solo dado y lo compartíamos con todos los niños de la manzana»).
Frente a esta millonariez juguetística, el efecto Netflix afecta de lleno la infancia: hay tantas opciones que terminan no decidiéndose por ninguna y cayendo en un infinito zapping de juguetes. Esto hace que un excelente juego de mesa se explore por apenas unos minutos y se abandone sin darle una verdadera oportunidad, para pasar al siguiente y así hasta que se acaba la infancia. Ok, quizá se me fue la mano con el dramatismo pero ustedes me entienden.
Volvamos al segundo consejo. Los niños y las niñas tal vez tengan demasiados juguetes pero muy frecuentemente carecen de adultos queridos que jueguen con ellos. Así que incluso si su regalo resultó ser un juego horrible, violento y machista, no es tan grave. Más importante es que usted le dedique una parte generosa de su tiempo a jugar juntos. Puede que no sean tantas horas como debería, porque está la pandemia pero, aunque sea breve, seguro ayudará.
Como decía, poco importa si desoyó el primer consejo y terminó comprando una porquería, juntos podrán pasar un gran momento. Ese quizá sea el mayor aprendizaje de los juegos: si las reglas no nos gustan, siempre podemos ponernos de acuerdo y cambiarlas.
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